Si os decimos que penséis en patatas, probablemente lo primero que se os venga a la cabeza sea una bolsa de patatas fritas industriales, una tortilla de patata o patatas fritas en casa. La patata es básica en nuestra dieta, pero muchas veces le atribuimos un papel de mero acompañante de otros platos, un alimento comparsa que nos sirve como guarnición y también como espesante en purés, por ejemplo, pero al que no solemos atribuirle propiedades especialmente saludables.
Con inmerecida fama de que engordan (especialmente debido a que las solemos consumir sobre todo en snack sin tener en cuenta que, en esos casos, lo que engorda de la patata es la forma de procesarla y no el tubérculo en sí), de las patatas sabemos poco más que el hecho de que aportan hidratos de carbono complejos, por lo que son ideales cuando necesitamos un extra de energía.
Hoy queremos hablaros de la patata, un alimento que es mucho más que hidratos de carbono complejos y que va más allá de una simple guarnición. ¿Sabías que…?
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La patata nos ayuda a regular los niveles de azúcar en sangre, gracias a su aporte en hidratos de carbono complejos.
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Potencia el buen funcionamiento del sistema inmunológico, ya que se trata de un alimento rico en vitamina C.
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Nos aporta energía inmediata, gracias a su contenido en potasio.
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Es una buena aliada contra la hipertensión (siempre que no la cocinemos con demasiada sal, claro), gracias también a su aporte en potasio.
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Nos ayuda a regular el tránsito intestinal y a mantener en correcto funcionamiento el sistema digestivo al aportarnos una reseñable cantidad de fibra.
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La patata no contiene apenas grasas y si la preparamos de formas que no le sumen grasa adicional (como asándola o cociéndola), tendremos un alimento sano y rico.
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La patata es el alimento rico en almidón que más vitamina C aporta, incluso más que algunas frutas que tienen fama de ser fuente de esta vitamina.
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Gracias a su aporte en vitaminas del grupo B, el consumo regular de patata dentro de una dieta sana y equilibrada y de unos hábitos de vida saludables mantiene la piel cuidada y sana.
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Las vitaminas del grupo B que aporta la patata también están implicadas en el mantenimiento de la actividad correcta del sistema nervioso.
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Las patatas aportan hierro y magnesio. Este último, junto con el potasio, nos ayuda a combatir los estados de cansancio provocados, por ejemplo, por los cambios horarios y estacionales.
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Otro de los beneficios de las patatas es que, por su contenido en fibra, son saciantes. Esto significa que nos ayudan a ingerir solo la cantidad de alimento que necesitamos para vivir.
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Y tú ¿conocías las propiedades de la patata? ¿Cómo sueles cocinarla? Cuéntanos.
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